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¿Quién fue el primero en imponer un método de entrenamiento en ajedrez?

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jugadores de ajedrez entrenando con relojes de ajedrez
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Historiografía de la enseñanza del ajedrez

                Es muy interesante preguntarse quién fue el primero en el mundo que realmente impuso un método de entrenamiento eficaz que haya podido ser replicado de tal manera que produzca una serie de campeones en forma sostenida. En mi caso la pregunta siempre vuela por mi mente cada vez que planifico las clases para mis alumnos, y muchas veces también como alumno me he preguntado quien puede enseñarme mejor y que técnicas utilizará.

                Para muchos, sin duda, la Escuela Rusa será la respuesta obligada a esta primer pregunta y poco recordaran o sabrán de otros intentos por imponer metodologías de trabajo. Es más, para un latinoamericano puede sonar muy lejano hablar de Rusia y se puede llegar a pensar que ellos tengan algo que nos falta a nosotros por tradición o por ser naciones más  jóvenes. Nada más alejado de la realidad y es más la Escuela Rusa de Ajedrez tuvo en sus inicios un gran cuota de espíritu latinoamericano.

                En una charla reciente con el MI Raúl Ocampo, de México, me contaba lo siguiente “la historia de cómo se formaron los programas de estudio de ajedrez en Rusia es bastante interesante, porque involucró a unos jugadores que me llamaron mucho la atención. Cuando se decidió en la Unión Soviética que el ajedrez fuera una especie de enseñanza política nacional de Rusia lo primero que se pensó fue en utilizar modelos (…) esta idea la sacaron de un pedagogo español Francisco Ferrer Guardia (…) siguiendo esta lógica se convocaron a Lasker,Torre, Capablanca, Speelman y Tartakower entre otros“

Raúl Ocampo

                De lo comentado por Raúl Ocampo se desprenden dos datos de interés el primero es que la Escuela Rusa se basó en el análisis de las aptitudes psicológicas de los que consideraban los mejores jugadores de la época el otro dato de interés es que dos de dichos jugadores eran de Latinoamérica uno Cubano (con el título de campeón del mundo) y el otro Mexicano. De esta manera se demuestra, teniendo en cuenta que ambos aprendieron en sus respectivos países, que existía una corriente de pensamiento en estas latitudes capaz de producir jugadores con una fuerza de juego excelente.

                Quedaría explorar en esta y en publicaciones posteriores las raíces historiográficas del Ajedrez en Latinoamérica para poder llegar de una forma lo más completa posible a ver como se formó una manera de pensar y practicar el ajedrez que dio tan formidables jugadores. El vehículo principal para esto serán entre otras fuentes las publicaciones de toda Latinoamérica puesto que es bien conocido que independientemente del país que las producía siempre terminaban recorriendo todo el continente.

                Las siguientes anécdotas que comparto lo hago con la intención de que vean como aparece información esporádica de que siempre fue una preocupación de todos los ajedrecistas el cómo prepararse o no para disputar una partida de ajedrez. Para los que ejercen la docencia es muy interesante todas las extrapolaciones que se pueden hacer entre juego y ciencia sobre todo en el método de estudio.

El método del Bahiense Jorge Moore para jugar por equipos

                Quienes hayan leído mi artículo anterior sabrán que el personaje mencionado más arriba estuvo entre los primeros habitantes de la ciudad de Bahía Blanca en cultivar el noble juego,  a principios del siglo XX. Más conocido por su labor política en el ámbito local y regional, elegido como intendente de la ciudad 5 veces y gobernador del territorio de la Pampa entre 1924 y 1926.

                En un intercambio epistolar con el primer historiador del ajedrez argentino José Pérez Mendoza y Jorge Moore, este le explica  “En el año 1906, por iniciativa del señor Miguel Cabello, se constituyó un Club de Ajedrez” en el mismo año jugaron un curioso match por teléfono contra una entidad social de la misma ciudad, el Club Social Argentino.

                Moore sigue contando: “ Sin duda el triunfo debió ser para el Club de Ajedrez, pues su team era indiscutiblemente más fuerte, pero cometieron el error de no nombrar un director, mientras que yo dispuse mis fuerzas de manera de sacar de cada uno de sus componentes todo cuanto podían dar. (…) Cada jugador de mi lado (equipo) y hacía sus estudios solo sin comunicarse con los demás, sino únicamente con el director. Los otros discutían promiscuamente y de ahí su perdición. Tanto mejor era nuestro método que hasta en el tiempo les llevábamos ventaja.”

                Esta demás decir que muchas de las ideas de entrenamiento o estrategias a la hora de entrenar son difíciles de saber cuánto de original tienen puesto que pese a las distancias y dificultades en las comunicaciones los ajedrecistas se las arreglaban para mantenerse relativamente bien informados de lo que pasaba en el mundo del ajedrez.

El entrenamiento autodidacta

                En el interesante libro de José A. copié “Historia del Ajedrez Argentino” se relata la siguiente historia “Allá por el año 1874 (…) En la casa de don Lizardo Molina,(…) había una reunión de ajedrecistas todas las noches, en donde se jugaba regular. Infaltable era el Dr Emilio Carranza, principiante entonces, y que recibía de Molina una torre de ventaja. Una noche recibió Carranza tal derrota, que no pudo menos que exteriorizar su fastidio, que su adversario colmaba con un estribillo “convénzase pariente; el ajedrez es para hombres de talento” Ya lo sé –replicó Carranza- y es por eso que debo jugar mejor que usted…. Y se retiró resuelto a no volver hasta que pudiera ganar a su adversario (…) Carranza se ocupó en su casa, después de haber comprado cuanta revista y libros de ajedrez encontró, en estudiar ajedrez, y en poco tiempo más hizo progresos notables que le convirtieron en un fuerte aficionado”.

 La historia me pareció muy interesante puesto que demuestra la existencia de una variada bibliografía en al menos dos formatos libros y revistas. Pero lo que resultó más interesante es encontrar una situación similar en el continente Europeo, y más precisamente en la Francia del siglo XVIII. En su libro “Confesiones” Rousseau escribe “Bagueret, que estuvo empleado en la corte de Rusia en el reinado de Pedro el Grande (…) le ocurrió enseñarme el juego del ajedrez, que él conocía un poco; lo ensayé casi a pesar mío, y después de medio aprendida la marcha de las piezas, mi progreso fue tan rápido, que antes de concluir la primera sesión yo le daba la torre, que él me había dado en las primeras partidas.

Esto fue bastante para que este juego absorbiese todo mi espíritu. Me proporcioné un tablero, y compré el Calabrois; me encerré en mi cuarto, en donde pasaba días y noches empeñado en aprender de memoria todas las partidas; quería encajarlas en mi entendimiento de buen o mal grado, jugando solo sin descanso ni fin. Al cabo de dos o tres meses de este divertido ejercicio y de esfuerzos inauditos, fui al café, delgado, amarillo y atontado. Me ensayé y volví a jugar con el señor Bagueret; me ganó una vez, dos, veinte veces; se habían enredado tantas combinaciones en mi mente, y mi imaginación se había ofuscado de tal manera, que delante de mí no veía más que una nube . Cuantas veces quise ejercitarme en el estudio de jugadas con el libro de Philidor o con el de Stamma, me sucedió lo mismo; y después de haberme extenuado con la fatiga, me encontré más decaído que antes. Por lo demás, que haya abandonado el ajedrez o que, jugando, me haya repuesto, no he adelantado un ápice desde la primera sesión, y me he encontrado siempre en el mismo punto en que me hallaba al concluirla. Aunque estuviera ejercitándome millares de siglos, siempre acabaría por poder dar la torre á Bagueret y nada más. He aquí un tiempo bien empleado, se dirá; y que no fue poco; no cejé en este primer ensayo, hasta que me faltaron las fuerzas. Cuando me dejaba ver saliendo de mi cuarto, parecía un cadáver, y de haber persistido en este empeño no lo hubiera parecido mucho tiempo. “

                Como hemos visto el método de memorizar jugadas se ha mostrado inútil en el siglo XVIII en el XIX y en tantas épocas como se lo ha intentado. Con esto no quiero decir que sea inútil una buena memoria sino que más bien es preciso un método de evaluación de la posición que aparece partida tras partida.

                En apoyo a lo expresado y como conclusión de este articulo reproduzco las palabras de Lasker en su libro “Cómo Viktor llego a ser Gran Maestro» que aún no fue traducido del ruso y que fue resultado de un trabajo realizado en el torneo ya mencionado: “El Gran Maestro Carlos Torre Repetto logró alcanzar en muy poco tiempo un nivel de desarrollo de alta calidad en su juego hasta un punto que al final del año de 1925, en el que hizo su debut internacional, fue considerado uno de los cinco mejores jugadores del mundo. Si analizamos el desarrollo del GM Carlos Torre de 1923 a 1925, solo dos años vemos que dedicó la mayor parte de su tiempo al análisis de sus propias partidas y a analizar y comentar partidas de los grandes maestros para publicarlos como parte de su trabajo en el “American Chess Bulletin”. Comparación de su juego con los modelos exitosos, personalizados en Capablanca, Lasker y Pillsbury; fue el trabajo que realizó Torre en lo que concierne al ajedrez. Esta labor, aunada a la buena formación cultural, educación formal en su escuela y de formación de carácter de su familia son la explicación de su ascenso a las cumbres del ajedrez mundial en tan poco tiempo.”

                Con este comentario final Lasker nos da una pista de cómo entrenarse efectivamente en ajedrez pero aún quedan más documentos por revisar y de seguro que encontraremos otras pistas que nos completen el panorama de cómo se estudiaba ajedrez a principios del siglo XX.

Los participantes del torneo internacional de Moscú 1925

Portada del estudio realizado en 1925

 

 

 

 

 

 

 

En 1925,los psicólogos Dyakov, Petrovsky y Rudik pusieron a prueba a doce de los veintiún fuertes jugadores del torneo internacional en Moscú y luego produjeron un estudio que sería publicado el año siguiente, en 1926.

 

Profesor de Historia para la Dirección de Educación Naval de la Armada Argentina y apasionado del ajedrez. En el año 2005 creó la primera biblioteca temática de Ajedrez a la que llamó Clio y luego en el 2014 creó la primera escuela de Ajedrez de Bahía Blanca. Su biblioteca cuenta con valiosos e importantes documentos.

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