Gambito de dama en Netflix se ha ganado a decenas de millones de espectadores el año pasado, lo que ha provocado un auténtico auge del ajedrez y que su protagonista ficticio se convirtiera en un icono instantáneo.

Y eso no es todo lo que ha conseguido, según una campeona de la vida real. La leyenda del ajedrez georgiana Nona Gaprindashvili, quien hizo historia como la primera gran maestra del mundo, alega que el programa menospreció su carrera y dañó su reputación con una sola frase.

Gaprindashvili acaba de demandar a Netflix por difamación e invasión de la privacidad, según una denuncia de 25 páginas presentada en un tribunal de distrito federal en California el jueves. El caso se centra en una escena hacia el final del episodio final de la serie

En él, la inteligente heroína Beth Harmon se enfrenta a un gran maestro ruso en el Internacional de Moscú (ambos personajes son ficticios). Un comentarista de radio comenta que sus competidores masculinos no la consideran una jugadora importante:

“Lo único inusual en ella, en realidad, es su sexo. E incluso eso no es único en Rusia. Está Nona Gaprindashvili, pero es la campeona mundial femenina y nunca se ha enfrentado a hombres“, dice, mientras la cámara pasa brevemente sobre una mujer que observa la partida de ajedrez.

La verdadera Gaprindashvili, ahora de 80 años, y su equipo legal consideran que esta frase es “manifiestamente falsa (….) extremadamente sexista y menospreciadora”. Escriben en la denuncia que en 1968, año en el que se desarrolla este episodio, había competido contra al menos 59 ajedrecistas masculinos, incluidos 28 de ellos simultáneamente en una partida.

Además, señalan, Gaprindashvili es georgiano, no ruso, una tergiversación que, dicen, se ve agravada por el hecho de que los georgianos sufrieron “bajo la dominación rusa” durante y después de la era de la Unión Soviética.

La denuncia acusa a Netflix de menospreciar los logros de Gaprindashvili para hacer una historia más dramática y desestimar su acusación anterior de difamación sin emitir una disculpa pública o retractarse.

En la demanda la jugadora georgiana solicita 5 millones de dólares por daños.

Solicita al menos 5 millones en daños, argumentando que la declaración falsa causó a Gaprindashvili “humillación personal, angustia y angustia, así como daños a sus ganancias y ganancias, y su capacidad continua para dedicarse a su sustento profesional en el mundo del ajedrez”.

“Creemos que es algo muy lamentable por su parte”, dijo a NPR en una entrevista telefónica Alexander Rufus-Isaacs, uno de los abogados de Gaprindashvili. “Todo este programa, The Queen’s Gambit , tiene como objetivo mostrar que las mujeres pueden tener éxito y cómo su heroína superó los prejuicios. Pero al hacerlo, destrozaron a la persona real que realmente había sido la pionera”.

Gaprindashvili se ha negado a comentar  nada directamente, y se remite a sus abogados en Georgia.

Netflix, por su parte, ha manifestado en una declaración escrita que cree que la pretensión de Gaprindashvili no tiene base legal. “Netflix sólo tiene el mayor respeto por la Sra. Gaprindashvili y su ilustre carrera, pero creemos que esta afirmación no tiene mérito y defenderá enérgicamente el caso”, escribió un portavoz.

¿Quién es Nona Gaprindashvili?

Gaprindashvili consiguió una carrera rompiendo barreras en un mundo del ajedrez dominado por hombres.

Nació en 1941 en la República de Georgia (“donde el ajedrez es muy importante”, dice Rufus-Isaacs) y comenzó a jugar profesionalmente a los 13 años. Se convirtió en campeona mundial femenina a los 20 y mantuvo ese título hasta 1978.

A lo largo de las décadas, ha recogido 25 medallas de la Olimpiada de Ajedrez, ocupó cargos en el parlamento de Georgia y recibió la Orden de Excelencia de Georgia. El Palacio de Ajedrez de Tbilisi está dedicado a ella, señala la denuncia. Y continúa participando en torneos senior, ganando el título del campeonato mundial entre jugadores de 65 años en adelante en 2019.

Gaprindashvili comenzó a competir (y derrotar) a los hombres en 1962, y ha hablado y escrito sobre las dificultades que enfrentó para contrarrestar el estereotipo de que las jugadoras de ajedrez eran inferiores a los hombres.