Hoy os quiero relatar una de esas experiencias educativas memorables, que se quedan grabadas profundamente en el recuerdo por lo emocionantes que son para todos los que participamos en ella. Quizá fuese por lo novedoso, por lo lúdico, o quizá por las fechas tan señaladas en las que nos encontrábamos: los días previos a las vacaciones de Navidad.
AJEDREZ DE GALLETAS
Aquellos días, elaboramos un proyecto cooperativo sobre cocina y ajedrez, cuyo producto final consistió en la creación de galletas con formas de piezas de ajedrez, para jugar partidas con ellas. Las blancas eran de azúcar glass y las negras tenían adornos de chocolate. Al capturar las piezas… ¡las comíamos literalmente!
El ajedrez educativo se puede introducir en diferentes metodologías activas, entre ellas el Aprendizaje Basado en Proyectos (en adelante ABP). Así, en el cole en el que estuve hace tres cursos, en tercero de primaria despedimos el primer trimestre realizando un ABP sobre cocina creativa, en el que pudimos investigar; compartir el conocimiento descubierto; aprender contenidos, destrezas; practicar competencias y valores; además de aplicar los conocimientos sobre ajedrez.
También aplicamos parte del proceso educativo el pasado curso escolar, con los alumnos de primero de primaria del CEIP Trepalio de Trobajo del Camino (León).
¿CUÁL FUE EL PROCESO?
1. INVESTIGAMOS
En primer lugar, nos fuimos al aula de informática y realizamos actividades de recogida de información y de documentación sobre los ingredientes de las galletas. Primero buscaron información de forma libre y luego de forma guiada, a través de preguntas como: ¿para qué sirve la levadura?, o ¿si soy alérgico al gluten, con qué harina elaboro las galletas?
También utilizamos una rutina de pensamiento que los alumnos ya conocían y habían trabajado antes. Las Rutinas de Pensamiento, creadas por los Investigadores del Proyecto Zero de Harvard, son tareas muy concretas, como por ejemplo realizar preguntas o afirmaciones abiertas, cuya finalidad es promover el pensamiento en los alumnos y hacer visibles sus procesos cognitivos.
La rutina que trabajamos se llama “qué sé, qué quiero saber, qué he aprendido”. Tiene tres pasos:
Qué se
El primer paso consiste en pensar y escribir aquello que sabemos sobre el tema que estamos investigando, para después realizar una puesta en común oral. Por ejemplo, los alumnos compartieron conocimiento sobre los ingredientes o la importancia de la higiene cuando se manipulan alimentos.
Qué quiero saber
En el segundo paso, partiendo de aquello que saben, los alumnos piensan y escriben qué les gustaría saber, expresando así sus intereses. Por ejemplo, les llamó la atención conocer la existencia de diferentes tipos de harina, como la de garbanzos o la de espinas.
Qué he aprendido
En tercer y último paso, los alumnos realizan una reflexión personal valorando lo que han aprendido y señalando posibles mejoras dentro de su proceso de aprendizaje. Por ejemplo, disminuir el nivel del ruido en la clase, algo típico cuando trabajamos en equipos cooperativos.
3. CONTENIDOS INTERDISCIPLINARES Y COMPETENCIAS
Terminada la fase de investigación, trabajamos diferentes competencias básicas y presentamos de forma expositiva algunos contenidos. Otros los repasamos de forma interdisciplinar, según la necesidad lo requería. Fueron los siguientes:
Lengua y Literatura
En este área los alumnos leyeron la receta que nos proporcionó el repostero. También leyeron la información que encontramos en internet durante la fase de investigación del ABP. Además, trabajamos la escritura creativa de recetas con ingredientes imaginarios. También trabajamos la expresión oral mediante los diálogos, debates y la puesta en común de las tareas. Por otro lado, recordamos algunas reglas de ortografía, como escribir con “h” las palabras que empiezan por “hue-“, por ejemplo huevo.
Matemáticas
Dentro de la competencia lógico-matemática aplicamos los conocimientos sobre la medida de masa y de volumen.
Por ejemplo, medimos diferentes tipos de harina y pesamos el agua y la comparamos con el volumen que ocupa. También trabajamos las proporciones.
Aprovechando que alguna hornada se nos tostó demasiado, trabajamos la probabilidad de que salga quemada en función del tiempo de horneado y de la temperatura seleccionada.
Trabajamos la resolución de problemas junto con el cálculo mental, por ejemplo: para jugar 4 partidas, ¿cuántas torres necesitaré? ¿y torres blancas?
Ciencias de la Naturaleza
En el área de Ciencias de la Naturaleza, recordamos la función de nutrición, el aparato digestivo, sus partes y funciones. También repasamos la pirámide de los alimentos, la rueda de alimentos y los diferentes tipos de nutrientes. Los tipos de materia y los tipos de mezclas homogéneas y heterogéneas. Además, tuvimos oportunidad de hablar y debatir sobre la importancia de una alimentación equilibrada.
Ciencias Sociales
Los contenidos de Ciencias Sociales, fueron vivenciales porque nos explicaron de primera mano las características del oficio de repostero y panadero. También observamos el funcionamiento de algunas máquinas complejas, como el molino de mano, el horno eléctrico y la báscula eléctrica, entre otros.
Lengua extranjera
En la asignatura de Inglés, trabajamos el vocabulario relacionado con la alimentación y el ajedrez. Por ejemplo recordamos palabras como cookies, o el nombre de las piezas en inglés.
Artística
En el área de Artística-Plástica, pudimos diseñar y crear galletas decorativas con forma de piezas de ajedrez, con las que después jugamos.
En la parte de Artística-Música, el último día en el que elaboramos y comimos el ajedrez de galletas, nos acompañaron los villancicos tradicionales, como parte de la fiesta de ajedrez.
Valores
En el área de Valores creamos oportunidades de aprendizaje para desarrollar la paciencia, el respeto a las elaboraciones de los demás, la tolerancia, el trabajo en equipo y la capacidad de compartir, entre otros.
4. EL PRODUCTO FINAL
Una de las claves de un proyecto es elaborar en equipo un producto final, en nuestro caso, el ajedrez de galletas.
Abrimos la escuela
El último día de clase antes de las vacaciones de Navidad invitamos a colaborar a las familias, abriendo la escuela a la comunidad educativa, fundamentando esta invitación en el concepto de socialización rica.
Para ello, un padre de uno de los alumnos de clase, de profesión panadero y repostero, y con carnet de manipulador de alimentos, nos enseñó los ingredientes, las herramientas, la maquinaria y el proceso de elaboración. El horno nos lo prestó un comedor privado cercano al colegio.
Aprendizaje vivencial
Antes de empezar, cuidamos la higiene de las manos y preparamos el aula con todo lo necesario.
Para elaborar las galletas utilizamos unos moldes con formas de las diferentes piezas de ajedrez y además aprovechamos otros modelos para hacer algunas galletas con formas navideñas.
Los alumnos aprendieron descubriendo y además disfrutaron de la experiencia: disfrazándose de cocineros con sus gorros y delantales; tocando las harinas y sintiendo sus diferentes texturas; amasando las diferentes mezclas, dando forma a las torres y peones; manipulando los ingredientes, compartiendo las herramientas de repostería y vigilando con curiosidad el horno.
Aprendizaje experimental
Experimentamos con hornadas de galletas que tenían distintas proporciones de agua, harina y levadura. Las probamos con el fin de compararlas y tratar de conjeturar qué tenían diferente y por qué su sabor era diferente.
También disfrutamos observando la mezcla de los componentes culinarios; no perdiendo de vista los cambios de la masa y cómo crecían los caballos en el horno; oliendo y probando con expectación las primeros alfiles recién hechos; y finalmente… ¡saboreando las partidas!
Según salían las hornadas, jugamos al ajedrez con las galletas y disfrutamos comiéndolas.
Todo ello lo hicimos dentro del aula en horario lectivo, teniendo como motivación final la práctica continuada del ajedrez, porque sabemos que es un factor significativo en el rendimiento académico en áreas como las Matemáticas, entre otras.
5. LA NECESARIA EVALUACIÓN.
En cuarto y último lugar, evaluamos el ABP a través de la observación directa.
Algunos criterios de evaluación
En el proceso de aprendizaje pude valorar cómo los alumnos estaban atentos al conocimiento compartido y cómo utilizaron la escucha activa.
Aprecié cómo plantearon problemas con diversas propuestas de
solución, aplicando para ello el pensamiento crítico y creativo.
Los alumnos tomaron decisiones en equipo, por ejemplo, para
priorizar la recogida de la información en la rutina de pensamiento.
Comprobé cómo se relacionaron entre ellos y cómo resolvieron los conflictos, que son naturales en este tipo de proyectos cooperativos, en el que tienen una interacción constante y directa cara a cara.
Reflexión crítica personal.
Cabe señalar que lo más difícil del proyecto, y por tanto un punto de mejora, fue controlar determinadas situaciones de aprendizaje, por ejemplo el ruido inevitable causado por la emoción; o cuando todos querían ser los primeros en moldear, probar, oler, jugar…
Conclusión
Para terminar, me gustaría añadir que la experiencia fue muy motivadora para el alumnado, porque pudieron vivenciar el proceso de elaboración de las galletas.
Se implicaron en el aprendizaje… ¡y todo el cole olía a galletas recién horneadas!