Una obra maestra inmortal en ataque jugó el GM español David Antón (2690), apodado “Niño Antón” contra el fortísimo GM checo David Navara de 2678 puntos de elo. La partida se jugó en el marco del Champion Chess Tour, en la Chess Kid Cup.
Una partida impresionante, de mucha velocidad y que demostró un instinto asesino, además de mucha sangre fría y temeridad, por parte del ajedrecista español.
Sacrificando hasta los muebles.
En esta lucha entre David y David, el checo Navara llevaba las blancas, mientras que el español Antón las negras.
Navara presentó un Gambito de Dama, rehusado que luego se traspuso a una Nimzoindia, posiciones con las que muy está familiarizado David Antón.
En la apertura ambos jugadores tuvieron un juego muy parejo, intentando solventar los problemas típicos en esta posición de Nimzoindia,, que suelen ser los alfiles que corren por casillas blancas, que casi no tienen salida.
Sin embargo, después de que cada jugador logró darle una solución a su alfil, rápidamente el “Niño Antón” tomó la iniciativa con la jugada 14… e5, que rompía en el centro.
Los cambios le permitieron llevar a una torre al centro del tablero para reforzar la presión de la dama sobre el enroque enemigo. Y en esta posición ocurrió la primera imprecisión de Navara, al jugar 17. Tfc1.
Una jugada natural, pero que dejaba escapar la posibilidad de contratar en el centro y facilitaba la acción de las piezas negras.
Así, poco después vendría el primero (sí, apenas el primero) sacrificio, 18…Axh3. Un clásico para destruir el enroque enemigo.
En pocas jugadas el pobre rey blanco quedó absolutamente desnudo frente a las piezas negras y que tuvo que comenzar a buscar un nuevo escondite, en el centro del tablero.
Y aquí vino el segundo osado sacrificio de Antón. 21…Txe3!
La posición era crítica y absolutamente ganadora para el “Niño Antón”. Navara no encontraba recursos defensivos para salvar la posición pero aun faltaba la conclusión gloriosa que pusiese fin a la partida.
Y esta llegó con un tercer sacrificio. 26… Txe2
Sacrificio que aniquilaba las pobres defensas, con piezas completamente descoordinadas, del Rey blanco y que apoyaba un bonito mate con caballo y dama un par de jugadas después.
Partida magistral de David Antón, que inmortalizó a Navara, y nos muestra el genio del ajedrecista español.
